Halcones de hierro planean con indiferencia sobre mi cabeza,
las torres de piedra y ladrillo se elevan por alto sobre la maleza,
luces y sonidos inundan las calles rompiendo la calma del viento,
el mundo en el que vivimos ya no tiene fuerza, ni vida, ni aliento...
Los coches dominan el paso y convierten en negro aquello que atropellan,
los cielos son grises cenizos, oscuros y sucios, carentes de estrellas,
enormes barreras metálicas cortan el paso a la naturaleza,
el mundo en el que vivimos ya no tiene alma, atracción, ni belleza...
Hay ríos con lodo, con barro y que perdieron el agua pura y cristalina,
electricidad en el aire que infecta la vida de quien se avecina,
alzadas torres humeantes que expelen residuos a nuestro jardín,
el mundo en el que vivimos se apaga con fuerza, ya llegó a su fin...